Erase una vez tres jóvenes inteligentes Zuriñe, Natalia y Joseba que viajaron a Florencia a visitarlo. Un día fueron a ver el museo donde está la escultura del David de Miguel Ángel. Estuvieron viendo una de las esculturas que había en el museo, una mujer se tropezó y se calló y sin querer golpeo la escultura que se rompió en tres trozos. Un trozo de ellos salto a un bolso de una mujer, no se dio cuenta y siguió visitando el museo.